Ceiba pentandra o Ceiba Bonga. Se encuentra desde los Estados Unidos (Florida y California), México, cuba, Jamaica, Nicaragua, Trinidad y Tobago, Brasil, Venezuela, Ecuador, Perú hasta Bolivia. En Colombia se distribuye en los valles de los ríos Magdalena, Cauca y Zulia, en la región Urabá, en los Llanos Orientales y el Caquetá.
Son dos de los nombres científicos y la distribución del árbol conocido como la bonga. También es el nombre de un restaurante que algunos habrán visto y hasta habrán probado su comida en algunos centros comerciales de Bogotá, como Andino y Santa Fé. El mismo aviso que se ve en una de las zonas de comidas del Parque de la ronda del Río Sinú, al cual se llega tras un corto recorrido desde el aeropuerto Los Garzones de Montería, capital de Córdoba. Si el recorrido es en taxi, se encontrará con un rápido hablado en el que no entenderá más del 10% de lo que diga el conductor. Aquí se debe comenzar a educar el oído para entender el acento (o tal vez sea un lenguaje) costeño.
La primera frase fue: “Van a paseá? Bueno… súbanse”.
Y esa fue la única frase que entendí del resto de la “conversación” hasta el centro de la ciudad, en donde se encuentra gran cantidad y variedad de talleres, almacenes de repuestos, de ropa, de comida y bancos. Justo al lado del Parque de la ronde del río Sinú, en donde se puede realizar una agradable caminata bajo un, realmente, abrasador sol. Es el sol de una ciudad tranquila y segura como Montería, en donde su gente está dispuesta a responder las preguntas de los turistas, a llevarlos a conocer y a darles información sobre los mejores sitios turísticos a conocer.
En este parque se puede ver fácilmente gran cantidad de iguanas de diversos colores y tamaños. Son confiadas y no le temen a la gente por lo que se pueden apreciar de cerca. Existen letreros que hablan de la existencia de monos y ardillas, pero estos no se encuentran tan fácilmente. Si va a consumir alguno de los alimentos que venden en este parque el método es el siguiente: Espere a que algún turista más incauto que usted, compre y se siente a comer; entonces las iguanas lo acosarán pidiéndole comida; es el momento para que usted haga su pedido y ubique una mesa retirada para evitar el molesto acoso de los pequeños reptiles.
En este parque encontrará algunos embarcaderos donde podrá tomar alguno de los planchones que hacen el recorrido de un lado al otro del río, transportando a los habitantes de Montería, ciudad dividida por el río Sinú. El viaje le costará 300 pesos y podrá admirar la majestuosidad del río, la pobreza de algunos de sus habitantes que controla los planchones y que habita en la rivera del río opuesta al parque. Paisaje que, al fondo, contrasta con grandes edificaciones de universidades y empresas enclavadas en esta próspera ciudad.
El siguiente recorrido hacia el terminal de buses se hace en otro taxi, en el cual se entiende un poco más por el corto pero útil acostumbramiento del oído al acento costeño. En cada viaje se enterará de diversa información sobre lugares turísticos, seguridad, zonas peligrosas, comida, etc.; ya que los conductores no solo lo llevan a donde desea sino actúan como guías turísticos, y por el mismo precio.
Y hablando de precio, no crea que en la costa todo es más caro y ya. Seguramente le están cobrando por la pinta y acento de turista que tiene. Regatee sin miedo y conseguirá el precio justo.
Tras hora y media de recorrido, pasando por Cereté y San antero, se llega a Coveñas. Al bajar del bus es posible encontrar una buena cantidad de restaurantes con variedad de comida para almorzar. La recomendación es probar los diferentes pescados que se ofrecen y sobretodo los patacones que acompañan los platos y el jugo de níspero.
Luego de una corta caminata se llega a la playa en donde encontrará gran cantidad de hoteles frente al mar. Estos son una opción si se quiere pasar los días frente al mar y con la cercanía de los restaurantes y el comercio del casco urbano; sin embargo, el agua de sus costas no es limpia, ya que recibe dos arroyos que recorren y recogen desechos de la zona más habitada de Coveñas. Otra opción es tomar un taxi o un moto-taxi si va ligero de equipaje y pedir que lo lleven a la ensenada 2 o Puente Piedra, zona a
Personalmente, prefiero alojarme cerca de la zona urbana para tener fácil acceso a todos los restaurantes, droguerías, internét, etc. y desplazarme los días que desee a Puente Piedra a disfrutar de sus playas y su mar.
Un buen plan al atardecer es realizar una caminata por la playa. Caminar descalzo bajo un suave sol ahora poniéndose, sentir la arena bajo los pies y el agua de las olas mojando los pies es un plan relajante, para disfrutar. Eso sí, a medida que oscurece, y los cangrejos salen a la playa, debe estar atento para evitar ser atrapado por sus tenazas.
En la noche, el mar en medio de la oscuridad, con los faros del muelle de Ecopetrol y las luces de algunos barcos lejanos, brindan un espectáculo digno de ser admirado en medio del silencio de la noche. La brisa que sopla en ese momento refresca el ambiente que había estado bastante caluroso.
Un plan que no puede faltar es levantarse a la madrugada para ver el amanecer, para ver aparecer el sol e iluminar poco a poco las aguas del mar. Cuando el sol ha salido y la actividad del día comienza, es hora de tomar un desayuno y partir hacia Tolú; población a
Pronto se encontrará en mar abierto y comenzará a encontrar las islas, que irá conociendo bajo la dirección e instrucción de los guías. Fíjese en la isla Santa Cruz, la más densamente poblada del mundo con 1200 habitantes en
Durante el día, parte de sus habitantes sale a trabajar en Tolú, Coveñas y las islas aledañas como Isla Palma, donde se encuentra uno de los Hoteles de la cadena Decameron y el acuario donde se puede apreciar cierta variedad de animales marinos.
Hacia el medio día, la lancha lo llevará a la siguiente isla, Múcura, en donde podrá tomar un bote que lo llevará a caretear y observar corales y peces que podrá alimentar en la mano, para luego regresar a tomar el almuerzo que previamente dejó pedido. Este puede ser otro tipo de pescado que no haya probado hasta ahora o una langosta. Como aperitivo o como sobremesa es muy recomendada la piña colada.
En la tarde regresará a Tolú, donde podrá disfrutar de sus playas.
San Bernardo del Viento y San Antero son dos pueblos cercanos que también puede ir a visitar. Sin embargo, San Antero es poco seguro para turistas. Puede pasar por allí sólo para conocer y seguir rumbo a San Bernardo del Viento o a degustar un suculento pescado en el restaurante Pesecar de Doña María en plena Bahía de Cispatá. Puede escoger una de las mesas a la orilla del mar, bajo la sombra del toldo y viendo la llegada de los botes camaroneros al atardecer.
Durante el tiempo que decida dedicar a disfrutar del mar de Coveñas puede dedicarse también a la observación de los Alcatraces, aves que sobrevuelan las costas y se clavan en el agua para pescar su alimento. Eso sí, si decide tomarles fotos desde el agua, mientras vuelan, se clavan o reposan sobre el agua recuerde aplicarse bloqueador, de lo contrario el ardor de hombros, espalda y brazos le recordará la importancia de éste al exponerse al sol costeño.
Debe dedicar otro día para desplazarse hacia San Antero, pero tomar la desviación que lo lleva al volcán de lodo El Tesoro. Un volcán pequeño lleno de lodo espeso, en donde el reto es darle 2 vueltas nadando mientras el lodo actúa sobre el cuerpo, con todos sus miles de propiedades curativas. Para el regreso, puede tomar un bus de Montería hacia Arboletes, en Urabá. Es un trayecto de hora y veinte minutos, al cabo de los cuales estará a la entrada del volcán de lodo de Arboletes, el más grande de Colombia y con vista y fácil acceso al mar. En este sentirá como su composición de azufre y petróleo impregna su piel, nariz y, si se descuida, sus ojos. Podrá nadar y adoptar posiciones que no se logran en el agua. Podrá acostarse en el centro y sentir como ascienden las burbujas de gases que expulsa en volcán cada pocos segundos, para luego salir y bañarse en las duchas o en el mar. Aquí también puede degustar otro delicioso pescado (la corbina).
A propósito, si uno de sus sueños ha sido ser masajeado por una negrita; este es el momento de hacerlo realidad. En los volcanes se presta este servicio. Al menos en los dos visitados. Queda faltando el del Totumo en Cartagena, en el que seguramente también hay mujeres negras dispuestas a masajear al turista dentro del lodo y/o bañarlo después en las duchas.
Luego de salir del volcán, ducharse y almorzar puede realizar una caminata de 15 minutos desde el volcán hasta las playas de Arboletes. Una caminata más bajo el abrasador sol de Urabá. Puede ubicar la punta de Urabá y tomarse unas fotos con el mar a sus espaldas, como recuerdo de una zona de intensos combates entre los grupos armados del país, y que en este momento es seguro para los turistas, pero está en disputa por algunas bandas de la zona.
En esta zona del país se puede encontrar con algún extranjero turista, al que le dejan el alojamiento más barato que a uno, como Mark, el alemán que encontré en el volcán de Arboletes y quien, durante el almuerzo, me contó porque estaba allí. Al igual que muchos europeos, estudia 3 carreras, una de esas es “Estudios lationoamericanos”, por lo que estuvo viviendo un año en México; razón por la cual habla un perfecto español. Este semestre estaba de nuevo haciendo otra práctica en México, pero le sobraron 3 meses, que decidió usar conociendo algunos países de Suramérica. Voló a
Yo, por mi parte, regresé a Montería en taxi, recorriendo la carretera bordeada por amplias extensiones de fincas ganaderas a 120 Km/hr, llegando a Montería para realizar la última caminata por el parque de la ronda del río Sinú y, luego tomar un taxi hacia el terminal. En donde, tras una suculenta comida con frijoles hasta en el jugo, me embarqué en un bus Expreso Brasilia rumbo a Medellín.
Las fotos de este viaje se pueden ver en: http://www.facebook.com/album.php?aid=94197&id=541722011