“Ver la satisfacción de las personas”
“Quiero pasar de las palabras a los hechos”
“Es injusto que estemos en nuestra casa sin hacer nada por estas personas”
“Por el azar del destino les tocó algo que a nosotros no”
Estas fueron algunas de las frases que se escucharon en la charla dada por los voluntarios de formación y voluntariado de la fundación sin ánimo de lucro “Un techo para mi país” el pasado jueves 13 de Enero de 2011. Fueron frases dichas por los asistentes al preguntárseles por la motivación para asistir a la charla y para querer ingresar a engrosar las filas de voluntarios de la fundación que se dedica a conseguir los recursos, materiales y construir casa de emergencia a familias que viven bajo un cambuche hecho de palos y plástico.
Se denominan viviendas de emergencia ya que el objetivo no es que se queden viviendo ahí por siempre, sino que mejoren sus condiciones de vida y con la ayuda de las otras áreas de la fundación, como la de habilitación social, continúen mejorando su calidad de vida y puedan acceder a una casa más grande y cómoda, dado que estas tienen tan solo
Lo mejor de todo es que no se les regala la casa, ellos deben pagar el 10% de la misma, que es alrededor de 300 mil pesos; lo cual hace que sientan la casa más suya y no como un regalo pasajero, hace que le metan el hombro (y todo el cuerpo) a la construcción, ayudando al lado de los voluntarios. Los resultados reafirman la frase insignia de UTPMP: “Latinoamérica no necesita caridad, necesita justicia”. Y creo que es cierto; hemos visto las campañas de los gobiernos para no dar limosna monetaria a los niños, para evitar que los papás los pongan a pedir plata en vez de estar estudiando y disfrutando su niñez. Es cierto, no debemos hacerlo. Ese dinero lo toman los adultos, suponemos que para cubrir los gastos de la familia, pero sabemos que también se gasta en cigarrillo, alcohol y, a veces, hasta droga; y no se cubren las necesidades básicas de los niños que permanecen horas bajo el sol o la lluvia pidiendo plata en las calles.
Si, en cambio, deben conseguir 300 mil pesos, que no es tan fácil para la mayoría de dichas familias, se evita generar la cultura de “somos pobres, debemos recibir regalado todo de los que tienen más”. Ahora, lo anterior puede darse; pero siempre será mejor enseñarles a pescar que darles los pescados; así, cuando la fundación terminé su trabajo y ellos deban seguir solos, pueden hacerlo. Así no les tocará esperar a que otra fundación o alguien más aparezca a regalarles algo que supla otra de sus necesidades.
Yo asistí a la charla pensando que encontraría “cinco gatos más”, pero estaba muy equivocado. Al llegar, la charla ya había comenzado, y el salón estaba tan lleno que el grupo que entró conmigo tuvo que ubicarse de pie, en la parte de atrás del salón sin poder escuchar muy bien lo que decían los voluntarios conferencistas. Al cabo de unos minutos, otro voluntario interrumpió la charla para invitar a los que quisieran a una nueva charla no programada que se abriría en el salón de al lado; a la cual asistí finalmente, ya que me había perdido la primera parte de la otra.
Además de los interesados asistentes a las charlas, había una importante cantidad de personas por toda la casa sede de la fundación, ubicada en el barrio Teusaquillo en la ciudad de Bogotá. Algunos charlaban, parecían tomando un descanso, pero la mayoría realizaban diferentes labores. Algunos se reunían para planear las diferentes intervenciones que hace la fundación en los barrios en los que vive gente en situación de pobreza o extrema pobreza.
Este último grupo se define por el tener que vivir con menos de un dólar al día. En Colombia existen 22 millones de personas (46,8%) en situación de pobreza; y 4,8 millones (10%) en extrema pobreza (los que viven con menos de 2 mil pesos al día). Se imaginan? Se imaginan ustedes, queridos lectores (como escriben los periodistas, columnistas y bloggeros famosos), tener que vivir con menos de 2000 pesos al día?. Difícil! Verdad? Algunos pensarán que más que difícil, es imposible. Si hacemos unas rápidas cuentas; al salir de la casa y tomar un bus son 1400 pesos, y si no gastamos más en todo el día sino eso y el bus de vuelta, ya son 2800 pesos al día; ya pasamos del dólar diario. Y a lo anterior falta sumarle el desayuno (así lo tomemos en casa), el almuerzo, el “algo” de los paisas, y la comida, mas los antojos callejeros, gas, gasolina, servicios, mantenimiento de la bicicleta, burro o cualquier otro medio de transporte que tengamos e infinidad de cosas más en las que gastamos a diario. Cómo hacen para vivir con menos de 2000 pesos al día???? Si ni siquiera entiendo cómo vive toda una familia de 3, 4 o más personas con el mínimo, que son casi 18 mil pesos al día; cubriendo alimentación, vestido, arriendo, transporte, entre otras cosas.
“Es injusto que estemos en nuestra casa sin hacer nada por estas personas”.
Es la frase que más me pone a pensar. Creo que es cierto. Es injusto, pero muchos de nosotros no tenemos responsabilidad en dicha injusticia. Podríamos decir que “la vida es injusta” o que lo fue con ellos. Algunos tienen en sus manos hacer algunos cambios para comenzar a modificar esa realidad desde las leyes, el gobierno, los presupuestos estatales, y desde el manejo de diferentes entidades que influyen directamente en la distribución del capital y en el manejo de recursos para, por ejemplo, educación, la cual al ser un derecho debería estar garantizada para toda la población, independiente de su clase social. Y otros más sí tienen responsabilidad directa al desviar los recursos destinados para estas poblaciones o al engañarlos “vendiéndoles” lotes que no son de su propiedad y de los cuales, luego, son expulsados.
Sin embargo, si creemos que sí es injusto, o si, simplemente queremos hacer algo por cambiar la situación (“Quiero pasar de las palabras a los hechos”) esta fundación es una buena oportunidad para hacerlo. Es una fundación que está en 19 países de Latinoamérica, con patrocinio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con miles de voluntarios (más de 7500 en Colombia) que han pasado por sus filas, y una gran oportunidad para la ayuda, para disminuir la injusticia, para la habilitación social; y sobretodo para dar de todo eso que tenemos como dinero, tiempo, conocimientos, capacidades, trabajo, etc.
No es sólo ir y construirles una casa, sino es que ellos la construyan con uno; y además es enseñarles sobre salud, sobre sus derechos, sobre procedimientos legales, sobre prevención sexual, y muchos otros temas de interés y utilidad para esa población que no ha tenido el mismo acceso a la educación y al conocimiento como nosotros. Además es capacitarlos en diferentes oficios que podrían hacer para “ganarse la vida”. También es ayudarles a generar ideas y proyectos para los cuales se les hacen pequeños préstamos (no regalos), que deben pagar en un lapso de tiempo determinado.
En conclusión, es darles unas herramientas para la vida, para que labren su futuro.
Es injusto? Debemos hacer algo? Podemos hacer algo? Qué puede hacer cada uno de nosotros?
A qué vinimos al mundo? Cuál es nuestra misión? Vinimos a vivir sin más ni más, sin mayor propósito? Será el propósito ayudar a tener un mundo mejor? Venimos a vivir como autómatas y que nuestro hijos repitan la historia?
Si se están preguntando qué tienen que ver estas preguntas con el tema del blog, debo decirles que no tengo ni idea; simplemente surgieron en mis dedos escritores mientras escribía el final del blog. En fin. Espero que pensemos al respecto.