Domingo 5 de Abril de 2009.
A las 7 de la mañana un sol bastante fuerte entró por la ventana, dando sobre mi cara y mi cuerpo, calentándolo y haciéndome despertar.
Era el sol que nos acompañaría por el resto del día. Bastante fuerte. En este momento me arden los antebrazos al roce con las mangas del saco.
A las 7:30 a.m. tenía el disfraz puesto y alistábamos desayuno y bicicletas. En media hora estábamos con llaves Bristol y destornillador en mano poniendo a punto una Gios y una GT. Ajuste de frenos, guardabarros, luz trasera, inflado de llantas.
Pronto estábamos sobre ellas con el GPS Forerunner 101 “listo para guiarnos”... La primera cuadra…fácil…era en plano; y ahí comenzó el ascenso, un ascenso largo, constante. Acabábamos de partir de
Por ahora, todo iba según lo planeado. Después de unos kilómetros más llegamos a Chía y llegó la primera solicitud al GPS de llevarnos al punto previamente buscado en Google Earth y oops! Las coordenadas de Google Earth están en diferente formato que las de mi GPS. Bueno, tras pensar un rato (no tan fácil con la deshidratación que ya comenzaba por el sol) decidimos usar una de las ayudas; la llamada a un amigo. Busqué en los contactos del celular “papá” y pronto tuve la respuesta sobre cómo hacer la conversión. Una vez hecha, el GPS indicaba ir en una dirección contraria a la que mi sentido de la “desubicación” me decía.
La decisión… ir a desayunar.
Las hamacas, un buen sitio para el caldo, los huevos, la arepa y el jugo. Recomendado. 4°50'57.47"N - 74° 4'30.67"O.
Y ahora quién pedalea con esta llenura?. Para la próxima, sin arroz por favor.
Ya con desayunito la decisión fue hacerle caso a mi sentido de la desubicación y no al GPS; tan iluso!. Ya aprenderíamos que seguir mi sentido de la desubicación nos llevaría muy, muy lejos.
Rumbo sur encontramos una señal que me pareció podría ser la ruta que buscaba. Ascendimos y descendimos, tan solo para volver a la misma carretera. No era por ahí. Pues, media vuelta y ahora hacia la derecha. Mejor. Esta vía nos llevó a una intersección, ascendimos y después de duros pedalazos y bastante sudor llegamos a
Ahora de vuelta y pronto tomamos otra vía que sabíamos nos llevaría a chía pero más hacía el norte del punto de ascenso. Un buen descenso en tierra negra y piedra, de esas que si se bloquea la rueda trasera se derrapa. OJO!
Ya abajo, marcamos un nuevo punto en una intersección que según creía llevaba a Tabio (sí es). Allí… una cuatrimoto, … dos motos KTM (cuyos dueños, al parecer, piensan que por tener una máquina ruidosa como esas pueden acercarse a altas velocidades y peligrosamente a la gente que se encuentran en el camino)… nos llevaron a tomar una vía que no estaba dentro de los planes. Mi sentido de la desubicación me decía que esa vía nos llevaría (a mi hermano Diego -se los presento- y a mi) a algún punto de chía más hacía el norte, después de bordear la montaña.
Unos metros más arriba divisábamos la iglesia de la valvanera desde la montaña contigua, y luego llegamos al cerro de la cruz. Ahí comenzó un largo y divertido descenso. La vía se dividía en dos, lo lógica de la desubicación dictaba tomar hacía la derecha y así lo hicimos. En la siguiente intersección nos detuvimos a tomar las coordenadas y mientras yo jugaba con el GPS, Diego dijo “Faunáticos”…??? Faunáticos??? La deshidratación hizo que mi pensamiento tardara más de lo normal… Faunáticos??? Acaso eso no es en TABIO??? Tabio? Sí, es en Tabio. Estábamos cerca de Tabio.
Quisiera saber si conocer dónde se está pero que ese no sea el lugar dónde se quería estar, es estar perdido o no?
Bueno, pues ni forma, tocaba seguir. En unos minutos estuvimos en la tienda la cita, despertando a su dueño, un campesino baratero. Tras un par de gaseosas (no muy recomendables por el gas) y un par de preguntas, decidimos que ese era el punto de no retorno. No volveríamos a subir TODO lo que acabábamos de bajar (de
Han estado en Tenjo, recuerdan TODO lo que hay que recorrer en carro para llegar o salir de allí? Pues fue todo lo que tuvimos que pedalear.
Al llegar al cruce vimos un R9 estrellado y una moto cuasi-ninja (ni idea qué era) botada en el piso. Sí señores, se había estrellado la moto con el carro. El motociclista seguramente ya estaba en alguna sala de urgencias. Recuerdan los dos de las KTM que casi nos pasan por encima? Sería que todos andan igual al ir sentados sobre tanta potencia???
Si tiene moto, recuerde que los carros son más duros que su piel y sus huesos.
En este punto tras haberlo evitado en repetidas ocasiones, revisé el kilómetraje registrado por el velocímetro de la bicicleta.
La idea inicial era hacer un total de
Pero ni forma. Aquí comprobamos lo lejos que nos llevaría mi sentido de la desubicación.
Ni forma, con las “asentaderas” un poco adoloridas tocaba terminar el recorrido. Recuerdan la hora de salida? Pues en este punto eran las 2:15 p.m.
Una vez más, muchos pedalazos y un par de gatorades (muy recomendables) llegamos al cruce de la variante de cota con la vía Bogotá-Cota; tomamos ésta y adivinen qué?... muchos pedalazos más tarde estábamos entrando a Bogotá por la 170. La última subida, una bajada, plano y estábamos de vuelta.
Fue un gran recorrido. A este paso pronto estaremos listos para “cordillera
Ya limpios y al lado de un delicioso almuerzo Napolitano-Mexicano (Gracias Paola) pasamos los way points a Google Earth y marcamos la ruta. Por fin entendimos cómo habíamos resultado en Tabio. Recuerdan el ascenso al cerro de la cruz? Y que seguía un largo y divertido descenso? Pues ahí pasamos el cerro del lado de Chía al de Tabio.
Ya aprendida la lección sobre la conversión de coordenadas en Google Earth al GPS Forerunner 101, busqué nuevos way points para las próximas rutas. Hay cortas, intermedias y largas. Quien se le mide a la próxima (además de Diego, claro). Prometo hacerle caso al GPS.
Ya solucionaremos lo del sillín tallador…
Espero sus confirmaciones y no dejen de hacer ejercicio.
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