viernes, 10 de abril de 2009

CATÓLICOS DE FORMA O DE FONDO???

 El jueves santo del 2009 en la misa ocurrieron algunas cosas que me llevaron a pensar y escribir sobre esto. Fue la misa de 8 a.m. en la basílica de Zipaquirá con un padre regañón (o regallón como decía yo de una de mis profesoras en kinder).

Durante los momentos en los que él hablaba solía incluir algún vainazo o algún regaño o recomendación para los asistentes a la misa. Antes de la comunión dijo: “En Colombia, al recibir la comunión no inclinamos la cabeza, no nos arrodillamos, no hacemos la genuflexión, no nos damos la bendición y tampoco nos retiramos a la parte de atrás a la capilla a hacer visita; además les aclaro que en la capilla el sagrario está vacío hoy”

Después de la instrucción procedió a repartir la comunión. Como es costumbre la gente hizo dos filas. En la parte de adelante estaba el padre y dos ministros (laicos). Lo primero que noté y luego lo confirmé fue que algunas personas no respetaban la fila y por tanto el turno, empujaban y se colaban. Tal vez nadie les decía nada por respeto al sitio en el que se encontraban (hubiera sido un banco o un CADE seguramente les habrían hecho los reclamos pertinentes). Cuando el tumulto disminuyó noté que sólo continuaba una fila hacía el padre y los dos ministros estaban allí parados a su lado como dos hongos sin que nadie se acercara a recibir la comunión de ellos.

Por qué la gente prefiere demorarse más y hacer una fila más larga por recibir la hostia del sacerdote? Acaso esa hostia es mejor? Acaso es la que sí vale? Será la que sí va a hacer que la gente mejore? Las hostias entregadas por los ministros no serán cuerpo de Cristo? No estarán bendecidas?

Yo suelo esperar a que la fila esté más corta para comulgar, por lo que en ese momento me levanté, pasé por el lado de la fila “del padre” y recibí la comunión de uno de los ministros.

Tras terminar de atender a los “comulgantes” de “su fila” el padre hizo la misma reflexión que les acabo de escribir. Claro, sin decir tantas cosas (eso es maña mía). Simplemente pidió a la gente no volver a hacer eso y recordó cómo los ministros sólo ayudan a repartir la comunión, pero todas las hostias han sido bendecidas en la consagración que el sacerdote realizó previamente.

Durante la misa observé la actitud de algunas personas (también maña mía, el chisme), dándome cuenta de su atención o no a las lecturas y en general a las diferentes partes de la misa y recordé cómo en Cota sucedía lo mismo. Las mismas caras que veía en misa las veía más tarde en las tiendas del pueblo, pero más “cacheticoloradas” debido al cantidad de alcohol que ahora circulaba en su sangre y comenzaba a alcanzar su cerebro. Podía hacerme una idea de cuánto alcohol podía ser contando las botellas que había sobre la mesa y dividiendo entre la cantidad de comensales.

Actitudes y “formas” que hemos adoptado. Tal vez, nos hacen sentir unos católicos de pura cepa y de los mejores. Pero acaso esas formas por sí mismas lograrán el objetivo de nuestra religión?

Arrodillarse, persignarse, hacer genuflexiones, inclinar la cabeza en todo momento, en exceso, en repetición, al comulgar, al pasar frente a una iglesia, frente a un cementerio son las acciones que Dios, Jesús y la iglesia buscaban en los humanos?

Creo que no.

Creo que algunas personas se están quedando en esas “formas” pero en sus vidas, en su casa y hasta dentro de la iglesia siguen comportándose de la manera descrita; empujar, colarse, dejar a los ministros como ministros hongos, salir a emborracharse seguramente con la plata que debería ser para cumplir las responsabilidades de padre, la comida y el estudio para los hijos, etc.

Como profesantes y creyentes de la religión católica debemos seguir las pautas dadas de actitud y comportamiento dentro de la iglesia, por respeto y como muestra de nuestra relación con Dios; pero no podemos quedarnos en eso. Debemos también –y principalmente- trabajar en el fondo. Cada día de nuestras vidas debemos esforzarnos por lograr las metas que nos propongamos con miras a ser mejores personas y mejores católicos. 

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