sábado, 10 de octubre de 2009

Nueva Cédula de Ciudadanía Colombiana


“Las leyes 757 de 2002 y 999 de 2005 señalan que todos los colombianos deben renovar su cédula de ciudadanía, ya que a partir del 1 de enero de 2010 el único documento de identificación válido en el país para los mayores de edad será la cédula amarilla con hologramas, documento de identidad que le permite a Colombia contar con un sistema de identificación biométrico con tecnología de punta y altos estándares de seguridad que impiden su falsificación. La nueva cédula garantiza una identificación rápida, segura y confiable a través del código de barras bidimensional, el cual brinda agilidad en la verificación de datos en sectores como el bancario, comercial, transporte, salud y pensiones, entre otros, al tiempo que da mayor confiabilidad a los sistemas electoral, judicial y penitenciario, entre otros beneficios.”

Es lo que dice la página web de la registraduría de Colombia, en cuanto a las razones por las cuales hay que cambiar la cédula. Además, la fecha límite para hacerlo es el 31 de diciembre de 2009.

Al sacar mi cédula me dicen que es cédula de viejito, ya que es de las bien viejas; las de papel y laminada; de manera que igual ya era hora de cambiarla. Así que el lunes 5 de Octubre de 2009 me levanté a las 6 a.m. y salí de mi casa a las 7 p.m. ya que la atención al público comenzaba a las 8 a.m. El tráfico estaba suave y me rindió hasta la Cr. 7a con 134; pero de ahí hasta la calle 123 dónde me desvié fue un solo trancón; así que llegué a la registraduría de usaquén a las 7:40 a.m. Había una fila corta como de 10 personas, me ubiqué al final y comencé a oír los comentarios de la gente diciendo que ya habían repartido los turnos y que algunos de ellos ya tenían la cita para ese día. Continué en la fila hasta que una mujer dijo que ella tenía la cita a las 8 a.m. porque como viven cerca el papá llegó a las 4 a.m. y le consiguió ese turno. Ante eso comencé a perder las pocas esperanzas que quedaban,

Pero las perdí por completo cuando salió un funcionario y dijo que ya se habían entregado todos los turnos y que mejor volviéramos la otra semana porque esta era semana de receso y estaban yendo los estudiantes a hacer el trámite de la cédula o de la tarjeta de identidad. Entonces, efectivamente me fui.

Dos días más tarde, el miércoles 7 de Octubre volví. La noche anterior me acosté temprano para madrugar al día siguiente. El miércoles me desperté a las 2:30 a.m. y vi que faltaba media hora, me volví a dormir. A las 3 a.m. sonó el despertador, lo apagué y seguí durmiendo. Más tarde desperté de nuevo y eran las 3:42 a.m., salté de la cama, me bañé, afeité y vestí en 18 minutos y salí a las 4 a.m.; llegué a la registraduría las 4:20 a.m y me ubiqué en la fila, quedando de sexto. La gente continuaba llegando lentamente y el frío continuaba aumentando. Entre las 5 y las 5:30 a.m. llegó mucha más gente y la temperatura bajó más. La gente tiritaba de frío. Los que pudimos nos cubrimos la cabeza con la capucha del saco. Había neblina y los edificio del cerro se veían blancos. Tras un poco más de una hora hubo suficiente luz para poder leer un poco del libro “The other end of the leash”. Luego de varias páginas, hacia las 6 a.m. salió un funcionario y entregó los turnos para la fila de las tarjetas de identidad y luego para las de las cédulas. Después de 2 horas de fila, frío, algo de lectura y nada de aromática por falta de dinero sencillo, obtuve mi turno para las 8 a.m.

Me fui, desayuné y regresé antes de las 8 a.m. Abrieron la puerta y otro funcionario comenzó a llamar según los turnos que habían dado hacía un poco menos de 2 horas; pero las personas que comenzaron a entrar nunca estuvieron en la fila de las 4 a.m. Como es normal en Colombia y más en ese tipo de entidades, habían colado a algunas personas delante de los que habíamos madrugado. Peleamos un rato y finalmente nos llamaron.

Adentro nos sentamos en sillas rimax (los que alcanzamos) y esperamos unos minutos en esa registraduría que funciona en el garaje de una casa vieja de la zona, las paredes en cemento y e una construcción descuidada. Al ser llamados pasábamos a una silla, frente a otro funcionario, quien preguntaba el nombre del padre, de la madre, la fecha de nacimiento, la estatura, y la dirección; tomaba la foto, las huellas digitales de todos los dedos de ambas manos y entregaban la contraseña. Finalmente decían que podíamos ir en Diciembre a recoger la nueva cédula; sin embargo en otra ventanilla había gente reclamando su cédula, que según ellos llevaba mucho más de 3 meses de retraso y no aparecía, a pesar de que en la página web y por teléfono se habían enterado que ya estaba lista para ser recogida.

En Diciembre averiguaré y ya informare. Vamos a ver que tan cierto es y que tan eficiente es este nuevo cambio de cédula. Si funciona correctamente, tal vez hasta cambiemos de identidad...

Si alguien aún no ha hecho este trámite, recuerden la madrugada.

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